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Cañones piratas, su más poderosa arma
Los piratas se dedicaban al robo. Lo que menos deseaban era estropear riquezas o tesoros de los barcos. Por ello los cañones eran el último recurso al abordaje.
Utilizados como aviso y amenaza
Algunos de los cañones eran tan pesados, que para poder moverlos con facilidad se montaron sobre cureñas de gruesas maderas con ruedas. Era para los bucaneros el último recurso utilizado pero no deseado, los cañones, ya que les destruía parte de su botín
Disparaban a la arboladura y a las velas
Lo último que deseaban los piratas era perder su presa. Ya que en ella estaba su botín. Disparaban a la arboladura del buque, es decir a los mástiles y velas, para paralizar el barco, ya que sin ellas o con ellas dañadas ya no podría navegar.
Balas o Bolas de cañón
Aunque inicialmente los proyectiles fueron de piedra. Las bolas de cañón solían ser de hierro. Existían balas de cañón de diferentes tamaños. Tenían forma de bola cilíndrica. Los tamaños más habituales eran de 8 Kg, 10 Kg, 14 Kg. Estas bolas solían ser de diámetros de 13 cm, 14 cm y 15 cm.
Granadas y balas de racimo
Cuando los piratas querían barrer de tripulantes la cubierta del barco, utilizaban granadas o balas de racimo. En vez de una bala de cañón introducían una bolsa de lona llena de hierros, balas o objetos metálicos. Disparaban el cañón, la bolsa quedaba destrozada y una lluvia de proyectiles salían disparados hacia la cubierta del otro barco. Esta lluvia de proyectiles actuaba como una ametralladora y mataba o hería a cualquier tripulante que estuviera en cubierta.
Cargas de proximidad, lluvia de astillas
A veces los piratas querían hacer realmente daño para que muriesen el mayor número de tripulantes. Para ello cargaban los cañones variando la carga de pólvora habitual.
Esto provocaba que la bala de cañón normalmente no atravesase el barco de lado a lado. Entraba en el barco por un costado y rebotaba en las paredes destrozando todo a su paso. Cada vez que golpeaba la madera, hacía saltar astillas, de todos los tamaños. Las astillas salían disparadas en todas las direcciones como proyectiles. Los tripulantes que se encontrasen en la zona, eran heridos o muertos por las mismas.
Disparaban a veces tres Bolas a la vez
Cuando se encontraban cerca del barco y querían destrozarlo. Cargaban los cañones con hasta 3 balas (bolas). Al ser disparadas a la vez, no había casco de barco que resistiese los tres impactos consecutivos. Este disparo provocaba un auténtico infierno en el otro barco, ya que sus tripulantes prácticamente no encontraban un lugar seguro donde refugiarse a tiempo.
Muerte por el destrozo del cañonazo
La fuerza de disparo de un cañón era tal, que aunque la bola no llegase a tocar a la persona, podía provocar su muerte. Unas veces creaba enormes lesiones por la onda expansiva. Esto realmente reventaba las vísceras de las personas creando enormes lesiones internas.
En otras ocasiones provocaba que sus ropas comenzasen a arder. Si la fuerza expansiva no la dejaba atontada, y reaccionaba rápidamente la persona tenía alguna opción de sobrevivir si se podía arrojar al agua.
En otras salía despedida con una enorme fuerza muchos metros y la caída lo destrozaba. O era lanzado directamente contra la cubierta, o contra la borda, mástiles, etc.
Tamaños de las balas de cañón
Disparado a menos de 30 metros, un cañón podía perforar cascos de barcos de hasta 75 cm de grosor. Esto lo podía hacer balas de solo 18 libras. En la Marina Real Inglesa había también de 24 y hasta 32 libras.
Carronadas demoledoras
Existían un tipo especial de cañones llamados Carronadas. Normalmente solo los grandes buques de guerra solían llevar uno o dos. Estos cañones especiales para cortas distancias disparaban bolas de hierro de 30 libras.
Incendiaban las ropas y el barco
La proximidad a la bola disparada, provocaba que objetos y telas pudieran arder por el impacto cercano. Con solo en roce o la proximidad provocaba incendios. Los tripulantes que aparentemente se salvaban de la muerte instantánea se encontraban con que sus ropas empezaban a arder, poniendo en peligro su vida.
Se veía llegar la bala desde lejos
Los cañones tenían fuerza para disparar las bolas. Estas salían volando, pero su velocidad era reducida. Desde el otro barco, si vieron en el momento la humareda y el disparo de la bala, podían seguir su trayectoria.
Tapones para los destrozos de las balas
Los carpinteros de los barcos tenían preparados una buena provisión de tapones de diferentes tamaños. Con estos tapones rellenaban los agujeros realizados por las balas de cañón. Esto era fundamental sino querían ser hundidos por las vías de agua, que penetraban por los agujeros de las balas.
Cañones y cubiertas de un navío
Los mas modernos buques no solo eran de mayor tamaño, también disponían de varias cubiertas
Representación esquemática de un navío de línea de tres puentes:
1) Pañol de municiones.
2) Santabárbara.
3) Antiespañol. Cuarto donde se cargaban de pólvora los cartuchos.
4) Tapabalazo. Vía de agua tapada con tablas de madera y planchas de plomo.
5) Tiro doble. Requerido para quebrar el casco del barco enemigo.
6) Cañón con cureña y aparejos.
7) Zona de abordaje
La Santabárbara era la parte más vulnerable de un barco ya que era el polvorin. Por ello se situaba en la parte inferior, debajo del agua
Número de cañones de un barco pirata
Los piratas solían utilizar los cañones para intimidar, pero a no ser que fuera imprescindible no les interesaba que destrozasen la mercancía que se proponían robar. Por ello su número no era grande, y además evitaban llevar mas peso del imprescindible.
Así reducían el peso del barco y este navegaba a mayor velocidad. Lo cual les permitía alcanzar a sus futuras víctimas antes de que lograran huir y esconderse entre islas o en la oscuridad de la noche. Sólo algunos piratas como Barbanegra pasaron de los 30 cañones, algo excepcional.