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La labor del Imperio español reconocida
Para luchar contra la Leyenda Negra que tanto persigue la historia de España, existe un arma muy útil, y es el estudio de los hechos acaecidos, y su posterior análisis para llegar a una reflexión lógica, dentro de los parámetros en los que se vivía en la sociedad de los siglos XV al XVII.
Para llevar a cabo dicha tarea científica e investigadora, nada mejor que dejar hablar a los estudiosos de esta materia, para que nos puedan dar un poco de luz ante tanta oscuridad proporcionada por la propaganda antiespañola, y los enemigos históricos del Imperio Español y la Monarquía Hispánica.
Edward Jenner
LA OBRA DE ESPAÑA EN AMÉRICA
«No imagino que los anales de la Historia hayan aportado un ejemplo de filantropía tan noble y tan extenso como éste».
(Edward Jenner)
Carl Grimberg
Uno de los puntos fuertes de esta Leyenda Negra, es el trato que los españoles le dieron a los indígenas. Ante esto, el historiador sueco Carl Grimberg (1875-1941) escribiría:
“Con todos los defectos, y no hay empresa humana que no los tenga, la conquista de América por los españoles constituye una de las epopeyas más gigantescas de la Historia universal. Durante la vida de tres generaciones sucesivas, los españoles descubrieron, exploraron, conquistaron y colonizaron el imperio más grande que el mundo ha visto jamás, ejecutaron prodigios de valor y de resistencia y crearon una sociedad civilizada en medio de un desierto virgen.”
“Todo historiador imparcial reconocerá que el comportamiento de los españoles hacia los indígenas no tiene punto de comparación con la destrucción sistemática de éstos, hasta su total extinción en América del Norte, obra de otras colonizaciones»
Charles Fletcher Lummis
«No solo fueron los españoles los pri- meros conquistadores del Nuevo Mundo, sino también sus primeros civi- lizadores. Ellos construyeron las pri- meras ciudades, iglesias, escuelas y universidades, montaron las primeras imprentas y publicaron los primeros libros; escribieron los primeros dic- cionarios, historias y geografías, y tra- jeron los primeros profesores y misio- neros. Una de las cosas más asombro- sas de los españoles, es el espíritu humanitario y progresista que desde el principio hasta el fin caracterizó sus instituciones».
«Hernán Cortés había conquistado y estaba colonizando un país salvaje doce veces más extenso que Inglaterra, muchos años antes que la primera expedición de gente inglesa hubiese siquiera visto la costa donde iba a fundar colonias en el Nuevo Mundo, y Pizarro realizó aún más importantes obras.
Ponce de León había tomado posesión en nombre de España de lo que es ahora uno de los Estados de nuestra República, una generación antes de que los sajones pisasen aquella comarca.
Aquel primer viandante por la América del Norte, Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, había hecho a pie un recorrido incomparable a través del continente, desde la Florida al Golfo de Hugh Thomas, medio siglo antes de que nuestros antepasados sentasen la planta en nuestro país.
Jamestown, la primera población inglesa en la América del Norte, no se fundó hasta 1607, y ya por entonces estaban los españoles permanentemente establecidos en la Florida y Nuevo Méjico, y eran dueños absolutos de un vasto territorio más al Sur.
Habían ya descubierto, conquistado y casi colonizado la parte interior de América, desde el nordeste de Kansas hasta Buenos Aires, y desde el Atlántico al Pacífico. La mitad de los Estados Unidos, todo Méjico, Yucatán, la América Central, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Perú, Chile, Nueva Granada y además un extenso territorio, pertenecía a España cuando Inglaterra adquirió unas cuantas hectáreas en la costa de América más próxima.
No hay palabras con qué expresar la enorme preponderancia de España sobre todas las demás naciones en la exploración del Nuevo Mundo.
Españoles fueron los primeros que vieron y sondearon el mayor de los golfos; españoles los que descubrieron los dos ríos más caudalosos; españoles los que por vez primera vieron el océano Pacífico; españoles los primeros que supieron que había dos continentes en América; españoles los primeros que dieron la vuelta al mundo.
Eran españoles los que se abrieron camino hasta las interiores lejanas reconditeces de nuestro propio país y de las tierras que más al Sur se hallaban, y los que fundaron sus ciudades miles de millas tierra adentro, mucho antes que el primer anglosajón desembarcase en nuestro suelo. Aquel temprano anhelo español de explorar era verdaderamente sobrehumano.
¡Pensar que un pobre teniente español con veinte soldados atravesó un inefable desierto y contempló la más grande maravilla natural de América o del mundo —el gran Cañón del Colorado— nada menos que tres centurias antes de que lo viesen ojos norteamericanos! Y lo mismo sucedía desde el Colorado hasta el Cabo de Hornos.
El heroico, intrépido y temerario Balboa realizó aquella terrible caminata a través del Istmo, y descubrió el océano Pacífico y construyó en sus playas los primeros buques que se hicieron en América, y surcó con ellos aquel mar desconocido, y ¡había muerto más de medio siglo antes de que Drake y Hawkins pusieran en él los ojos!»
CHARLES FLETCHER LUMMIS (1859-1928)
Periodista, historiador, fotógrafo, poeta, hispanista, bibliotecario y activista estadounidense, defensor de los derechos de los amerindios.
De su libro ‘THE SPANISH PIONEERS’.
Edmund Burke
Crítica de un Inglés a sus compatriotas.U n discurso histórico: nada aportado.
«Nuestra conquista allí…»
«Es tan cruda como lo fue el primer día.»
» Jóvenes, casi muchachos, gobiernan allí, sin trato y sin consideración alguna hacia los nativos.»
«Tienen tanto roce social con el pueblo como si aún vivieran en Inglaterra, solo el necesario para amasar una rápida fortuna.»
«Cada rupia de beneficio hecha por un inglés está perdida por siempre para la India. Nosotros no aportamos ningún tipo de compensación…»
«Inglaterra NO ha construido iglesias ni hospitales ni palacios ni escuelas ni puentes ni carreteras ni canales navegables ni represas.»
«Cualquier otro conquistador anterior ha dejado algún monumento tras él.»
«Si nosotros fuéramos expulsados de la India nada quedaría para testimoniar nuestra presencia durante el ignominioso periodo de nuestro dominio en nada mejor que el dominio de un orangután o un tigre»
(Edmund Burke)
Politico, filosofo y escritor inglés en el parlamento británico
Hugh Thomas
«El mestizaje fue la mayor obra de arte lograda por los españoles en el Nuevo Mundo, una mezcla de lo europeo y lo indio. A aquellos que piensen que se trata de una afirmación obvia, les pediría que consideren cuán raro fue este estado de cosas entre los anglosajones y los indios de Norteamérica».
Ese mundo rico, próspero y variado llegó a su fin. Y todas las partes de ese imperio abandonaron la primera división de la Historia para pasar a formar parte del furgón de cola y ser lo que nunca habían sido: el personal de servicio del blanco protestante. Como primer logro de aquella libertad tan ansiada, México pierde el 52% de su territorio y comienza la historia eterna de la deuda. Los que vivieron toda su vida bajo el amparo del real de a ocho, el spanish dollar, sin duda pensaron que aquella moneda secularmente estable cuyo valor era reconocido en todo el planeta era un producto de la naturaleza. Hasta entonces los virreynatos no tenía deudas. Qué extraordinaria inocencia creer que todo iba a seguir igual e incluso mejor sin el paraguas protector de aquella formidable maquinaria imperial. Vaya por delante que no estoy diciendo que a ellos les ha ido mal sin nosotros. Porque es igualmente cierto que a nosotros nos ha ido mal sin ellos. Lo que digo es que a nosotros nos ha ido mal sin nosotros o, dicho en otros términos, que ellos y nosotros hemos estado fatal administrando los pronombres.
Tras el derrumbe, la España peninsular se ve arrastrada por guerras civiles en cadena y las tendencias disgregadoras son tan fuertes que el país se ve una y otra vez al borde de la desintegración. Y aquí estamos. Nada nuevo bajo el sol. No tiene nada de particular que las angustias que se viven a un lado del Atlántico tengan su reflejo en la otra orilla. A fin de cuentas, España no era dueña de aquel imperio, sino una parte de él y, en consecuencia, comparte su destino.