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Independencias de los criollos
El imperio mas poderoso
«Las independencias no fueron populares, porque se formaba parte del imperio más poderoso del mundo»
«La moneda hispana era la mas poderosa del planeta, y solo con ella se podía comerciar con China»«Un Dólar Español equivalía a 4 Libras Inglesas»
Perú obligado a independizarse.
La práctica totalidad de la América Española hace ya 11 años que ha proclamado su independencia.
Toda, salvo el Virreinato del Perú, que permanece fiel a España, ya que no existe corriente emancipadora alguna y goza de la calidad de vida más alta del mundo.
Lima, su capital, es una de las mayores urbes del planeta y cuenta con los mayores adelantos.
La renta per cápita del peruano es muy superior a la de un estadounidense, ingles, francés o español peninsular.
Tiene que llegar un extranjero, San Martín, para proclamar la independencia.
Una independencia impuesta y en contra de la voluntad de los peruanos.
¿Por qué San Martín, un extranjero, tiene que interferir en las decisiones de un pueblo que no es el suyo?
La verdad, en contra de la historia oficial fabricada por las oligarquías, es que San Martín se limitó a cumplir las órdenes dictadas por Inglaterra a través del Plan Maitland para destruir el Imperio Español de América.
El plan fue diseñado por el General Thomas Maitland después de que Inglaterra perdiera sus trece colonias de norteamérica y necesitase de nuevos territorios que le suministrasen de materias primas para su industria así como otros tesoros.
Consistía literalmente en:
Tomar Buenos Aires (San Martín lo hizo), asentarse en Mendoza (San Martín lo hizo), cruzar los Andes y emancipar Chile (San Martín lo hizo).
Mas tarde, a bordo de una flota, dirigirse hacia Perú y Quito para liberarlos (San Martín también lo hizo).
El mito San Martín y con él la independencia de América Española se nos acaba de caer.
Aquel brillante oficial del Ejército Español, condecorado con las más altas distinciones por su heroicidad en la primera batalla que Napoleón pierde, Bailén, y al que aguardaba un futuro esplendoroso, se nos convirtió en un traidor a España y América al convertirse en un agente británico para que Inglaterra esquilmara Hispano América durante décadas.
La flota libertadora que partió de Valparaiso hacia Perú estaba formada por buques ingleses a los cuales se les cambió el nombre.
Lo mismo que, para disimular la operación, se le cambió el nombre a su comandante, el Almirante Lord Thomas Alexander Cochrane, quien pasó a llamarse Tomás Alejandro Cochran.
A todos los oficiales ingleses que participaron en las campañas de América, que fueron cientos, se les hispanizó el nombre.
Tras la proclamación de la independencia de Perú, el 28 de julio de 1821, el tesoro que albergaba la Real Hacienda de Lima -o lo que es lo mismo, el Banco Central del Perú- fue desvalijado por San Martín y embarcado en la flota de Cochrane anclada en el puerto de El Callao, quien partiría con ella hacia Londres portando la cuantiosa suma de 40 toneladas de oro.
No era novedoso tal acto; lo mismo había ocurrido en Buenos Aires, Bogotá, Guatemala y México.
Todas las Reales Haciendas fueron saqueadas y sus tesoros enviados a Londres.
Así fue como los ricos Virreinatos y Capitanías Generales pasaron a ser Repúblicas pobres.
Inglaterra pasó a ser su nuevo amo; sí, les dejó tener una bandera y un himno, pero les impuso la libra esterlina como moneda obligatoria y se hizo con el monopolio del comercio.
Nacía el neocolonialismo.
La proclamación de la independencia de Perú impuesta por San Martín hizo que la población peruana se rebelase y se enfrentase a su ejército invasor.
Los indios y mestizos peruanos se alistaron por miles en los Reales Ejércitos del Perú, en los que destacaron brillantes oficiales indios como el Coronel Dionisio Inca Yupanqui o el General Antonio Navala Huachaca, quien seguiría combatiendo hasta más de 25 años después de proclamada la independencia.
En la Batalla de Ayacucho, en la que estuvo presente el General Navala Huachaca, el Ejército Realista estaba compuesto de unos 9.000 hombres, de los cuales sólo unos 500 eran españoles peninsulares; 6.000 eran peruanos -indios y mestizos mayoritariamente- y el resto eran indios llegados desde Salta y Chiloé.
El Ejército Patriota, por contra, estaba formado por un puñado de criollos peruanos, argentinos, chilenos, grancolombianos y varios miles de mercenarios europeos pagados por Inglaterra.
Perú fue el Irak del siglo 19.
No existía el petróleo, pero sí el oro y otras riquezas.
No había armas de destrucción masiva, pero sí una fictícea independencia.
Lo que sí existía, como siempre ha existido, son los traidores y especuladores.
La llegada de San Martín y Simón Bolívar fue nefasto para el PERÚ, perdimos muchos territorios nos desmembraron, el Virreynato del PERÚ era dueño de la Capitanía de Chile, Alto Perú (Ahora Bolivia), Audiencia de Quito hoy Ecuador. La sociedad limeña era muy conservadora, se buscaba seguir junto a la península, muy pocos quería la independencia pero sí querían mejoras, a los criollos no les quedó más que aceptarlo todo por las inminentes invasiones militares en servicio de la corona británica, se olía traición por todos lados.
Unos héroes los Peruanos, lastima los traidores que sumieron al país en la sumisión a los intereses angloamericanos, que robaron su riqueza, su prosperidad y su libertad.
Agustín Agualongo o el culpable olvido de la lealtad
“Noveno: para tener derecho a una recompensa o a un grado bastará presentar cierto número de cabezas de españoles o de isleños canarios. El soldado que presente 20 será hecho abanderado en actividad, 30 valdrán el grado de Teniente, 50 el de Capitán”.
El indigenismo criollo
Los últimos Realistas fueron indígenas
Perú, 1829
PERÚ – Sabemos que con la batalla de Ayacucho finalizó la guerra de la independencia en Sudamérica, pero no por eso terminó la guerra contra los realistas, que formando núcleos aislados de insurgencia resistieron por algunos años más su incorporación a las nuevas repúblicas independientes. La lucha subsistió sobre todo en el sur de Chile, en la actual Bolivia y en el interior del Perú. En este último país y como una ironía, mantuvieron lealtad a la corona española los famosos «Iquichanos», descendientes de los legendarios «Pokres» (o «Pocras») y «Chancas». Desde Huanta (en el actual departamento de Ayacucho), que fue cuartel de sus actividades, lucharon por medio de asaltos a poblados y a través del abigeato, o hurto de ganado. Con audaz decisión aprovecharon los escabrosos terrenos para sorpresivos ataques y desapariciones relámpago. Recién el 29 de noviembre de 1829 fueron abatidos por los «Morocuchos», guerrilleros bravíos que en la época de San Martín habían abrazado la causa de la independencia. . .
Fuente: Revista «Todo es Historia», número 182. Buenos Aires, julio de 1982.