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Extensión del Imperio Español por el mundo
Si ya de por si, la extensión del Imperio Español era enorme, con la incorporación de los territorios de Portugal a la Corona Española, al crearse la Unión Ibérica se convirtió en el mayor imperio mundial de la historia hasta esa época.
América
Virreinato de Nueva España
De 1535 a 1821. Comprendía los territorios del actual México y parte de los Estados Unidos: California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Florida, Utah, Luisiana, y parte de Colorado, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Alaska y el territorio del Yukón. Así mismo las Antillas, que lo componían Cuba, República Dominicana, Haití y Puerto Rico. También se encontraban formando parte de este virreinato los actuales Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Belice y Costa Rica.
Virreinato del Perú
De 1542 a 1824. Abarcaba los actuales territorios de Perú, Colombia, Argentina, Ecuador, Panamá, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, islas Galápago, Venezuela y parte de Brasil.
(Con la llegada de la dinastía Borbón, se produjo una reestructuración de los dos Virreinatos anteriores. Así, surgieron el Virreinato de Nueva Granada y el del Río de la Plata)
TERRITORIOS MAR CARIBE:
Antigua y Barbuda, Bahamas, Montserrat, San Martin, Anguila, Bonaire, Granada, San Cristóbal y Nieves, Curazao, Aruba, Jamaica, islas Vírgenes, Martinica, Guadalupe, Barbados, Bermudas, San Bartolomé, islas Turcas y Caicos, Santa Lucía, islas Caimán y el archipiélago de San Andrés y Providencia.
Asia
CAPITANÍA GENERAL DE FILIPINAS: (1565-1898). Abarcaba las Filipinas y distintos territorios de las Indias Orientales: Brunéi, Papúa Occidental, el norte de Taiwán, así como partes de Indonesia: Ternate y Tidore; Macao (China), Nagasaki (Japón), Malaca (Malasia), Guam, partes de la India: Goa, Angediva, Damá y Diu; Timor Oriental y Ceilán.
Golfo Pérsico
Los territorios de Mascate (Omán) y Qeshm (Irán)
África
Las Islas Canarias, los territorios actuales de Mozambique, Angola, Cabo Verde, Somalia, Guinea-Bisáu, Tetúan, Casablanca, Santo Tomé y Príncipe, Cabo Juby, Melilla, Isla de Limacos, Isla de Alborán, Islas Alhucemas, Islas Chafarinas, Ceuta, grandes extensiones del actual Marruecos, incluido el Sahara, Tánger, Cazaza, La Mamora; y territorios luego cedidos al Imperio Otomano, como Orán, Argel, Bugía, Túnez, Bizerta, Monastir, Susa, Mahdia, La Goleta, entre otros.
Océano Atlántico
Las actuales islas Azores y Tristán da Cunha.
Oceanía
Isla de Pascua, las Islas Marianas, las Islas Carolinas, las Islas Santa Cruz (Salomón), Vanuatu, Tahití y algunos asentamientos en Nueva Guinea.
Europa
A todo ello añadir los territorios de Europa:
Los antiguos Países Bajos Españoles (Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, norte de Francia y una parte de Alemania), algunos territorios del sur y oeste de Francia; Rosellón, Charolais, Niza, Llivia y también lo fue Gibraltar, que pasó a manos británicas.
El reino de Nápoles, junto con Sicilia, Cerdeña y Malta, así como el ducado de Milán, partes de Toscana y el Marquesados.
Expansión por el mundo
Relaciones con Japón
Carta del Shogun de Japón al duque de Lerma.
El Archivo General de Indias conserva este interesante documento firmado nada menos que por Tokugawa Hidetada (en el retrato inferior), el segundo shogun de su dinastía. Los Tokugawa detentaron el poder entre entre 1603 y 1867. Eran los terceros en ejercerlo de forma dinástica, siendo el shogunato una especie de dictadura militar que ejercía el ejecutivo en nombre de unos emperadores relegados a la mera representación y que no se sacudieron ese dominio hasta la Revolución Meiji.
Tokugawa Hidetada era el tercer hijo de Tokugawa Ieyasu, el daimío (señor feudal) que se impuso a los Hideyoshi en la Batalla de Sekigahara y se hizo nombrar shogun por el emperador. Hidetada sucedió a su padre en 1605, con lo que convirtió el cargo en hereditario. Siguiendo la política de su progenitor, llevó a cabo una política de reformas administrativas y militares que potenciaron su posición en el país. Abdicó en 1623 en su hijo Tokugawa Iemitsu.
La relación de Japón con España había empezado en el verano de 1549, con la llegada de tres misioneros jesuitas encabezados por Francisco Javier (que sería canonizado). Éste no estuvo mucho porque falleció tres años después, mientras viajaba al continente para visitar China y la India, pero uno de sus compañeros, Juan Fernández, era un consumado lingüista que incluso publicó un diccionario español-japonés, hoy perdido.
El éxito de los religiosos en la evangelización provocó el recelo de los daimíos, que empezaron a gestar la expulsión de los religiosos y en 1631 se vetó el cristianismo. En 1639 irían más allá y ampliarían la expulsión a todos los extranjeros, además de prohibir a los japoneses que viajaran fuera, dejando el país aislado del mundo hasta el siglo XIX. El documento adjunto corresponde a esa época anterior a la proscripción.
El texto dice:
«Minamoto Hidetada, jefe supremo de Japón (Comandante supremo nombrado por el emperador)/Dirigido al Duque de Lerma, servidor del Rey de España/Me solicitó el exgobernador de las Islas Filipinas, don Rodrigo de Vivero, que otorgara licencia a los barcos comerciantes provenientes de Nueva España a este país [Japón] con la cual pudieran navegar y atracar en cualquier puerto del territorio del Japón (en prueba de amistad). Le envío cinco armaduras de la más alta calidad. Los padres fray Alonso Muñoz y fray Luis Sotelo le comunicarán personalmente los detalles sobre el acuerdo comercial.
4 de mayo del año 15 de Keicho» [sello del shogun Tokugawa Hidetada].
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