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Las diferencias culturales entre Hispanos y Anglos
Conquista: Hispanos VS Anglosajones
Los conquistadores anglosajones hicieron realidad lo que siglos después muchos genocidios no pudieron, exterminar razas enteras. Los únicos indios en los Estados Unidos que no han sido exterminados ni deportados y que han conservado su tierra durante miles de años son los indios de Puebla.
La razón es que sus tierras están en Nuevo México, que fue territorio de la Monarquía Española, y por tanto estos indios y sus propiedades estaban protegidos por las Leyes de Indias promulgadas por los reyes de España desde principios del siglo XVI.
Si en el siglo XVI los grabados de Theodore de Bry sirvieron para condenar a los descubridores y conquistadores españoles como criminales de guerra, en el siglo XX una nueva técnica de comunicación, el cine, sirvió para dar el título de héroes a los anglosajones que exterminaron a los Poblaciones indígenas de América del Norte.
Cualquier paralelismo que se proponga, o cualquier alusión al recurso fácil de que «todos eran iguales» no es más que un prejuicio que se encuentra completamente fuera de lo que era la verdad.
Los Anglos lo tuvieron mas fácil
Los conquistadores anglosajones lucharon con una ventaja de 2 a 1 para ocupar América del Norte en 200 años. Los conquistadores españoles sometieron tres veces el territorio en cuatro veces menos tiempo y con una inferioridad numérica de 300 a 1, lo que hubiera hecho imposible la conquista de no ser por las alianzas de los españoles con los pueblos indígenas que fueron oprimidos, esclavizados e incluso utilizado como alimento por los aztecas, incas y otros nativos.
Crear o no crear
Los conquistadores anglosajones no crearon nada, simplemente aniquilaron a los indios y sus culturas, para luego recuperar sus territorios, a los que trasladaron sus modos de vida europeos.
Los conquistadores españoles crearon un nuevo mundo a través de la fusión de las culturas europea e indígena, algo que no había ocurrido (y no ha vuelto a ocurrir) desde los días del Imperio Romano, pero a escala global. Los conquistadores anglosajones usaron sus armas para destruir una forma de vida. Los conquistadores españoles no necesitaron armas para crear una nueva forma de vida.
Cuando Nuevo México pasó a formar parte de los Estados Unidos, lo hizo con la condición de respetar necesariamente los derechos y libertades de sus habitantes.
No es de extrañar que a los indígenas de Puebla, en pleno siglo XXI, les guste lucir la bandera española en sus fiestas populares, e incluso presumir de pertenecer al linaje de nuestro pueblo.
Grandes diferencias
Las abismales diferencias que existieron entre los conquistadores españoles y sus colegas anglosajones no fueron diferencias causales, ni meramente circunstanciales. La diferencia entre las conquistas realizadas por España y las de Inglaterra son conceptuales, ya que si bien ambos fueron pueblos conquistadores, pero las intenciones que cada uno portaba marcaron los modos y usos de la conquista.
Mientras que en los españoles la expansión de los principios religiosos y culturales católicos propios de predominaba el pueblo español, los anglosajones se enfocaban con auténtica aspereza en la consecución de sus proyectos mercantiles, en los que se reflejaban los proyectos filosóficos y los principios teológicos del protestantismo, especialmente todos en su versión puritana, en estos comerciales.
La colonización anglosajona, formada por expatriados protestantes que no fueron tolerados por los anglicanos en Gran Bretaña, no tenía la intención de formar una cultura mixta en América, sino más bien una sustitución y reemplazo de la población nativa por europeos protestantes.
Estos pobladores del norte traían sus costumbres y sus mujeres, por lo que marcaban sus posesiones para diferenciarlas de las de los nativos, a quienes luego expulsarían de sus territorios. Por el contrario, los españoles no formaron una sociedad diferenciada por razas, ya que en los primeros tiempos casi ninguna mujer viajaba de España a América. Por eso, desde un principio el matrimonio interracial fue legal, así los españoles se casaron con los indios (después de bautizarlos) y esto dio origen a una nueva raza: la mestiza. Y más mestizaje entre las razas dio lugar a nuevas razas, todas consideradas “Hispanos/Españoles”.
España: Un caso único
Este es un caso único en la historia humana reciente. Nunca antes ni después se han originado nuevas razas de tal magnitud y trascendencia para la humanidad.
Para los colonos protestantes, los indios no eran almas en espera de recibir la Fe, sino pecadores desagradecidos que no habían sabido aprovechar al máximo la tierra y los talentos que Dios les había dado. Así que Dios, dolido por tan ingrata actitud, había decidido readjudicarlos a sus fieles hijos anglosajones suyos. En esta línea de pensamiento, el mismo T. Roosevelt afirmaba: “Si a los indios se les hubiera dejado, por humanitarismo, sus tierras de caza, esto hubiera significado abandonar grandes contingentes de tierra a disposición de los salvajes; cosa inconcebible. No había otra alternativa; había que moverlos…” Por su parte, Sheridan evitó tantas explicaciones y sentenció lacónicamente: “Los únicos indios buenos son los indios muertos. ”
Estas creencias fueron posteriormente reforzadas por las teorías pseudocientíficas de Darwin, muy convenientes para la cultura anglosajona de la época victoriana. En todo el reino animal había especies superiores e inferiores, estando las primeras destinadas por ley natural a dominar a las últimas; y considerando que la ley natural había sido creada por Dios, esto equivalía a afirmar que los protestantes blancos tenían la responsabilidad divina de gobernar y explotar especies paganas e inferiores. Desafortunadamente, el darwinismo continúa siendo enseñado como dogma en colegios y universidades, aunque la biología moderna lo cuestiona cada vez más.
Estas creencias son la única razón por la cual, hasta mediados del siglo XX, los derechos civiles de los indígenas de las antiguas colonias anglosajonas de América, Sudáfrica, Australia, etc., no habían sido reconocidas, y aún hoy no se reconoce el derecho a sus antiguas propiedades.
Gustavo Roberto Espejo-Moro.
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ENGLISH
HISPANIC VS ANGLO-SAXON CONQUEST
The Anglo-Saxon conquerors did what centuries later many genocides could not: exterminate entire races. The only Indians in the United States who have not been exterminated or deported and who have held onto their land for thousands of years are the Indians of Puebla.
The reason is that their lands are in New Mexico, which was the territory of the Spanish Monarchy, and therefore these Indians and their properties were protected by the Laws of the Indies promulgated by the kings of Spain since the beginning of the 16th century.
If in the 16th century Theodore de Bry’s engravings served to condemn the Spanish discoverers and conquerors as war criminals, in the 20th century a new communication technique, the cinema, served to give the title of hero to the Anglo-Saxons who exterminated to the indigenous populations of North America.
Any parallelism that is proposed, or any allusion to the easy resource that «everyone was the same» is nothing more than a prejudice that is completely outside of what was the truth.
The Anglo-Saxon conquerors fought with a 2-1 advantage to occupy North America within 200 years. The Spanish conquerors subdued the territory three times in four times less time and with a numerical inferiority of 300 to 1, which would have made the conquest impossible had it not been for the alliances of the Spanish with the indigenous peoples who were oppressed, enslaved and even used as food by the Aztecs, Incas and other natives.
The Anglo-Saxon conquerors did not create anything, they simply annihilated the Indians and their cultures, to later recover their territories, to which they transferred their European ways of life.
The Spanish conquistadors created a new world through the fusion of European and indigenous cultures, something that had not happened (and has not happened again) since the days of the Roman Empire, but on a global scale. The Anglo-Saxon conquerors used their weapons to destroy a way of life. The Spanish conquistadors did not need weapons to create a new way of life.
When New Mexico became part of the United States, it did so on the condition that it necessarily respected the rights and freedoms of its inhabitants.
It is not surprising that the indigenous people of Puebla, in the 21st century, like to display the Spanish flag at their popular festivals, and even boast of belonging to the lineage of our people.
The abysmal differences that existed between the Spanish conquerors and their Anglo-Saxon colleagues were not causal differences, nor merely circumstantial. The difference between the conquests carried out by Spain and those of England are conceptual, since although both were conquering peoples, the intentions that each carried marked the ways and uses of the conquest.
While in the Spanish the expansion of Catholic religious and cultural principles typical of the Spanish people predominated, the Anglo-Saxons focused with authentic harshness on the achievement of their commercial projects, in which the philosophical projects and theological principles of Protestantism were reflected. , especially everyone in their puritanical version, in these commercials.
The Anglo-Saxon colonization, made up of Protestant expatriates who were not tolerated by the Anglicans in Britain, was not intended to form a mixed culture in America, but rather a substitution and replacement of the native population by Protestant Europeans.
These settlers from the north brought their customs and their women, so they marked their possessions to differentiate them from those of the natives, whom they would later expel from their territories. On the contrary, the Spaniards did not form a society differentiated by race, since in the early days almost no women traveled from Spain to America. For this reason, from the beginning interracial marriage was legal, so the Spaniards married the Indians (after baptizing them) and this gave rise to a new race: the mestiza. And more miscegenation between the races gave rise to new races, all considered “Hispanic/Spanish”. This is a unique case in recent human history. Never before or after have new races of such magnitude and significance for humanity originated.
For the Protestant settlers, the Indians were not souls waiting to receive the Faith, but ungrateful sinners who had failed to make the most of the land and the talents God had given them. So God, hurt by such an ungrateful attitude, had decided to reassign them to his faithful Anglo-Saxon children of his. In this line of thought, T. Roosevelt himself affirmed: “If the Indians had been left, out of humanitarianism, their hunting lands, this would have meant leaving large contingents of land at the disposal of the savages; inconceivable thing. There was no other alternative; I had to move them…» PFor his part, Sheridan avoided so many explanations and laconically stated: “The only good Indians are dead Indians. ”
These beliefs were later reinforced by Darwin’s pseudoscientific theories, very convenient for the Anglo-Saxon culture of the Victorian era. Throughout the animal kingdom there were higher and lower species, the former being destined by natural law to dominate the latter; and considering that natural law had been created by God, this was tantamount to affirming that white Protestants had a divine responsibility to govern and exploit pagan and inferior species. Unfortunately, Darwinism continues to be taught as dogma in colleges and universities, although it is increasingly challenged by modern biology.
These beliefs are the only reason why, until the middle of the 20th century, the civil rights of the indigenous people of the former Anglo-Saxon colonies of America, South Africa, Australia, etc., had not been recognized, and even today the right is not recognized. to their former properties.
La desaparición de los nativos en USA
Exterminio silenciado
NECOC TITANTLI MOAN YAXKIN (2022). «EL EXTERMINIO SILENCIADO».l
Mucho se habla de la conquista española de América, pero, como aquí estamos para hablar sobre lo que nadie o casi nadie habla, hoy trataremos el tema del exterminio de los pueblos americanos por parte de la cultura anglosajona.
En Estados Unidos no se habla de genocidio cuando se trata de la cuestión india, pero tal concepto resuena ante la evidencia : los nativos norteamericanos fueron sistemáticamente sometidos, recluidos o masacrados.
Cuatro efigies colosales talladas en una gigantesca mole de granito en el monte Rushmore. Uno de los monumentos más visitados de los Estados Unidos, donde miles de estadounidenses rinden tributo y homenaje cada año a la memoria de los arquitectos de la democracia más longeva del mundo. Tallados en 1941, los rostros de los cuatro hombres clave de los primeros 150 años de historia de los Estados Unidos divisan en el horizonte los límites de la reserva india de Pine Ridge, habitada por sioux de la tribu oglala, descendientes de Nube Roja y de la primera generación de desplazados, que en la década de los 70 del siglo XIX claudicó a la presión del gobierno estadounidense abandonando sus tierras ancestrales.
Pero los oglala de Nube Roja no sólo se vieron empujados a una migración indeseable, privados de su tierra y de su dignidad como pueblo. También tuvieron que asistir estupefactos al sacrilegio perpetrado por los insaciables buscadores de oro en las Black Hills, tierra sagrada para los sioux, los cheyennes y demás tribus nativas del noroeste. Los colosos del monte Rushmore se yerguen, en efecto, majestuosos en una pared de estas colinas donde late el corazón, roto en mil pedazos, de su cultura, de su trágica historia y de su magullado legado espiritual. Enésima afrenta del gobierno estadounidense a las tribus nativas americanas.
Pero más allá de esta afrenta, los problemas de Pine Ridge, como los de las otras reservas, son los altos índices de pobreza, tasas de desempleo que oscilan entre el 80 y 90 %, violencia endémica, alcoholismo generalizado, cifras de suicidios que doblan la media nacional del país, agua de pésima calidad, mala atención sanitaria…
Miseria indígena
Un pedazo de Tercer Mundo, en una isla de miseria en el seno de la primera economía del planeta. Un panorama desolador que pone de relieve un problema incontestable : el estrepitoso fracaso del sistema de reservas como vehículo de respuesta al llamado «problema indio».
Si bien la institucionalización del modelo data de la década de los 60 del siglo XIX, el asunto viene de más lejos.
Colonianismo Anglosajon
Holanda, Bélgica, Alemania y Francia.
«Si a América hubiera llegado antes Inglaterra, los indios hubieran sido exterminados» Borja Cardelús.
Imperios como el español han servido a lo largo de la historia para abrir caminos, puestos comerciales, universidades, hospitales y toda suerte de estructuras para unir bajo una figura supranacional a muchos pueblos que, viviendo a pocos kilómetros, no habían interactuado nunca entre ellos. Solo los imperios que han traído prosperidad con ellos han sobrevivido en el tiempo. Y solo ellos pueden llamarse imperios. Que el español sobreviviera casi quinientos años habla de lo rocoso de susi cimientos.
–Están tirando piedras contra su propio tejado. Por un lado, los indígenas son descendientes de personas que fueron protegidas por gente como Fray Junípero Serra, que los capacitó en agricultura, ganadería y lenguaje para poder adaptarse a la cultura occidental. Gracias a eso sobrevivieron cuando los anglosajones llegaron a sus tierras. Por otra parte, la contaminación política ha hecho que los propios hispanos se hayan creído falsedades tales como el genocidio o el robo de oro. La incultura y la falta de criterio han hecho que los propios criollos ataquen sus principios, sus esencias culturales, a sus personajes históricos.
–Si en vez de España hubiera llegado Inglaterra antes a toda América, los indios hubieran sido exterminados. Si hubieran sido los portugueses, hubieran sido esclavizados todos. Y si hubieran sido los franceses, hubieran quedado alcoholizados, como hicieron en los territorios que controlaron en Norteamérica. El único país que aplicó realmente una política proteccionista, basada en el humanismo cristiano, fue España. Es un tópico culpar a España de los males presentes. Cuando se resquebrajó la Monarquía católica y se rompió la Pax Hispánica, el continente se fragmentó en una veintena de repúblicas y comenzó un caos tremendo. Sin la tutela de la Corona españa, se entró en una vorágine de guerras civiles, de extinción de tribus y en el puro caos. La culpa de todo lo que ha pasado no es por la responsabilidad española, sino por lo que han hecho en los últimos doscientos años ellos.
–Las Leyes de Indias es un cuerpo jurídico de más de siete mil leyes que están basadas en la Escuela de Francisco de Vitoria y buscan proteger al indio, su dignidad, sus tierras, su integridad jurídica. Se establece que sean retribuidos de forma justa y en dinero, no especies. Las leyes marcaron la pauta de la presencia de España en América durante siglos. Hernán Cortés tuvo un papel fundamental para su éxito cuando las aplicó en México y logró que el resto de conquistadores con grandes territorios bajo su control le siguieran. Tomó la determinación de aplicar una estrategia muy distinta de la antillana, que había estado muy basada en la explotación de los indios, y ordenó traer colonos, frailes, oficios… Ahí es cuando quedó claro que no serían colonias, sino una Nueva España. Marcó el modelo para todo el continente y por eso es tan importante conmemorar su hazaña estos días.
–España tiene tanta historia que ha relegado a un segundo plano lo que hizo en el Pacífico. España no solo dio la vuelta al mundo, es que descubrió Australia, aunque no se reconozca, todo tipo de archipiélagos como Hawai, y navegó por los confines de este océano. En otro país esto daría para muchas películas y libros, y por eso lo incluyo en mi obra. El Pacífico fue llamado el mar español porque nadie que no fuera español podía entrar allí más allá de algunos piratas. España tuvo controlado todo un océano durante doscientos cincuenta años.
–No, la leyenda negra ha sido tan exagerada, tan extrema, que basta con contrarrestarla usando la verdad. No hubo genocidio en América, como sí lo hubo en los territorios bajo control de Inglaterra. Es cierto que los primeros años de España en América fueron dolorosos por la mortandad causada por los virus europeos, que afectaron de manera contundente a los indios. Sin embargo, cuando España llegó a América había unos 13 millones de indios, y cuando España se marchó, había 16 millones. Las Leyes de Indias fueron tan paternalistas con los nativos que los protegió. Mientras que Inglaterra se apropió de sus tierras, les quitó sus recursos y, cuando protestaron, les aniquilaron. Cuando los ingleses llegaron a sus territorios en Norteamérica, había un millón de indios, pero cuando salieron quedaban menos de medio millón, todos ellos en los territorios colonizados por España.
El post está dividido en dos partes:
La primera parte consta de los genocidios por parte de Holanda,,Bélgica, Alemania y Francia.
La segunda parte consta de los genocidios de Inglaterra y los EEUU.
Inglaterra y los EEUU.
Genocidio de Inglaterra
El colono anglosajón mostró una forma de crueldad inusual fuera de los campos de batalla y en ello, aunque aquí, en caliente, entran atenuantes obvios. Los pueblos sometidosfueron meros espectadores de las masacres cometidas en los actuales Estados Unidos, Caribe, África y Australia, por mencionar algunas latitudes al azar. Mientras los españoles intentaban convertir a los autóctonos al catolicismo, a veces con métodos algo expeditivos, y los portugueses, más mercantiles, trataban de controlar los puertos de Brasil y la costa oeste de África e India para así potenciar su fabulosa red comercial,los ingleses entendían que los indígenas de América debían ser literalmente exterminados-como así ocurrió en sus zonas de actuación-,para de esta manera repoblar el continente con ingleses de pura cepa. Y no vale decirque eran presidiarios desalmados o disidentes recalcitrantes frente a la monopolista fe anglicana, no; avezados exploradores como Rourke, Cook,y, antes que ellos, el inefable Drake, postulaban el exterminio en masa de los lugareños que asistían sorprendidos a la total subversión de la hospitalidad por aquellos energúmenos adecentados con uniformes de lujosa botonadura. Era la educada Inglaterra la que se oponía al mestizaje con los subhumanos.
La Guerra de Boer.
La guerra, que duró desde el 11 de octubre de 1899 al 31 de mayo de 1902,comenzó con el intento de la Corona británica de unir las dos repúblicas, ricas en yacimientos de diamantes. oro y hierro.
Los bóeres, quienes ocupaban la región desde 1830, lucharon por preservar su independencia. Los británicos ven en ese nacionalismo un peligro a la dominación del Reino Unido en el sur de África. La guerra se puede dividir en cuatro fases principales. Al principio, la supremacía es de los bóeres, que comienzan la guerra. Invaden la colonia del Cabo, además de sitiar ciudades importantes y anexionar territorios británicos. Pero, en 1902, se desarrolla la contraofensiva inglesa. La superioridad británica en hombres y armamentos derrotó a los bóeres. Las tropas inglesas devastaron y quemaron todo tipo de propiedades durante la guerra. Los bóeres capturados (hombres, mujeres y niños) fueron desplazados a campos de concentración, donde murieron cerca de 20 000 personas. Las noticias sobre el tratamiento inhumano dado por los británicos a los prisioneros intensificaron la imagen negativa de Reino Unido ante la comunidad internacional.
Unos 116 572 hombres, mujeres y niños bóeres fueron desplazados a campos de concentración, más unos 120 000 africanos negros. Debido a las duras condiciones de los campos, aproximadamente el 25% de los boeres (27 927, de los cuales 22 074 eran niños menores de 16 años) y el 12 % de los africanos presos murieron (14 155, aunque algunos lo elevan hasta los 20.000).
En Oceanía.
Los conquistadores anglosajones consiguieron hacer realidad lo que siglos más tarde no pudo Adolf Hitler: exterminar razas enteras, como ocurrió con los indios de América del Norte, o con los de Oceanía, caso este último, bastante más desconocido. En Australia había una población de unos 3 millones de indígenas, cuando llegaron los primeros ingleses con James Cook. Un siglo después, su población apenas llegaba a los 60.000. El asesinato del aborigen se convirtió en un deporte de cacería que se podía practicar con fusil, con espada y al galope, o bien abriéndose el cráneo a golpe de estribo. Estos crímenes no deben entenderse como algo exclusivo de un pasado lejano, pues hasta 1960 era legal y estaba bien visto apartar de sus padres a los niños indígenas para llevarlos a trabajar en tareas domésticas, si eran hembras, o dedicarlos a las labores del campo, si eran varones. Sólo en Australia, en la primera mitad del siglo XX, unos 150.000 niños indígenas» tuvieron la suerte de ser trasladados de la barbarie a la cultura», y según justificaba un político, «los aborígenes no tienes sentimientos como nosotros. Aunque hacen aspavientos, gritan y lloran, cuando nos llevamos a los niños, enseguida se olvidan y hacen una vida normal». En febrero de 1830 el gobierno inglés ofreció una recompensa de 5£ por cada adulto aborigen y 2£ por cada niño capturados vivos. El 20 de agosto de 1830 el gobernador Arthur aclaró que la recompensa sólo era por los aborígenes atrapados en flagrante agresión de los asentamientos coloniales y que los colonos y convictos que capturaran nativos inofensivos en las partes más alejadas y descolonizadas del territorio, no serían recompensados.
Tasmania
Los aborígenes de Tasmania tuvieron peor suerte, pues fueron todos literalmente exterminados mediante el sistema de «Cordón negro»; una línea de 2.200 soldados cubría todo el ancho de la isla, mientras avanzaba batiendo a los indios, como si estuviesen en un ojeo de perdices.
Estos crímenes no deben entenderse como algo exclusivo de un pasado lejano, pues hasta 1960 era legal y estaba bien visto apartar de sus padres a los niños indígenas para llevarlos a trabajar en tareas domésticas, si eran hembras, o dedicarlos a las labores del campo, si eran varones. Sólo en Australia, en la primera mitad del siglo XX, unos 150.000 niños indígenas «tuvieron la suerte de ser trasladados de la barbarie a la cultura», y según justificaba un político, «los aborígenes no tienes sentimientos como nosotros. Aunque hacen aspavientos, gritan y lloran, cuando nos llevamos a los niños, enseguida se olvidan y hacen una vida normal».
El inicio de la colonización británica en Tasmania, ocurrió en 1803, cuando los colonos británicos fundaron una colonia penal en la isla. Más tarde, en Diciembre de 1826, aparece en el diario Colonial Times, un artículo intitulado «Tasmanian advertiser», en el cual su autor escribía a la letra:
«Lo decimos inequivocadamente LA DEFENSA PROPIA ES LA PRIMERA LEY DE LA NATURALEZA. EL GOBIERNO TIENE QUE RETIRAR A LOS NATIVOS — SI NO, ¡SERÁN CAZADOS COMO ANIMALES SALVAJES Y DESTRUIDOS!»
Con estas medidas, en 1830, el número de aborígenes tasmanos se había reducido de unos 5.000, a tan sólo 220. En el año 1847 los últimos 47 sobrevivientes de Wybalenna fueron trasladados a Oyster Cove, al sur de Hobart, en el sur-ese de la isla de Tasmania.
El último sobreviviente nativo de este exterminio fue una mujer: se llamaba Truganini o Trugernanner, y murió en 1876. Entonces el genocidio, como señala John N. Gray, se dio por concluido.
Teorias de Darwin
Estas creencias religiosas de los protestantes se vieron más tarde reforzadas con las teorías científicas de Darwin. En todo el reino animal existían especies superiores y otras inferiores, estando las primeras destinadas por la ley natural a dominar sobre las segundas, y teniendo en cuenta que la ley natural la había creado Dios. Ello equivalía a afirmar que los blancos protestantes tenían la divina responsabilizar de gobernar sobre especies inferiores y paganas. Estas creencias son la única razón por la que hasta mediados del siglo XX no les han sido reconocidos los derechos civiles a los indígenas de las antiguas colonias anglosajonas de América, Sudáfrica, Australia, etc., e incluso hoy día se les sigue sin reconocer el derecho a sus antiguas propiedades.
Kenia
Genocidios y robo de tierras en Kenia
La invasión colonial de la Kenia central empezó a finales de los años 80 del siglo XIX. Se formalizó a través de la conquista militar, particularmente sobre el grupo étnico más numeroso, los kikuyu, a la vez que sobre los embu y los meru. Para 1903, el gobierno colonial británico envió oleadas de colonos blancos, desde Sudáfrica e Inglaterra, con la esperanza de crear otro «país del hombre blanco» en Kenia. Robaron entre 60.000 y 1 millón de acres de tierra, asentando a los blancos en las regiones más fértiles con los climas más frescos – un área a la que finalmente llamaron las «Highlands Blancas.» Para cuando Kenia empezó a existir como colonia en 1920, más de 10.000 blancos se habían asentado en el 25% del mejor territorio de Kenia. Al mismo tiempo, la población africana, principalmente pero no solamente los kikuyus, fueron empujados a reservas o forzados a trabajar como aparceros. Entonces, a través de los impuestos de sufragio y de cabaña (1), las restricciones de movimientos a través de la expedición de kipandes (pases de identidad), y limitaciones a la producción agrícola. los africanos selos se vieron sistemáticamente atrapados en el sistema colonial keniano racista. Añadan a esto el poder cada vez mayor de los colonos blancos y los misioneros cristianos, y Kenia estaba lista para una revolución. Aunque todos los grupos étnicos se vieron afectados por la expulsión de sus tierras y apropiación colonial británica, los kikuyus las sufrieron de forma más aguda. No tomaron a la ligera el gran robo de tierras. Cuando, en 1943, el gobierno colonial amenazó a grupos de kikuyus con una nueva expulsión de sus tierras, decidieron actuar. Su lucha comenzó con una abierta resistencia pasiva pero se radicalizó rápidamente. Facciones del movimiento iniciaron ataques armados de guerrilla contra las propiedades de los colonos blancos y africanos que apoyaban al régimen británico. En el momento álgido de la revuelta, se estimó que 1,5 millones de kikuyus y otros grupos kenianos habían hecho un juramento de unidad para luchar contra los colonos blancos y el dominio colonial. Se les respondió con una brutal represión armada. A finales de 1952, el gobernador colonial de Kenia declaró un estado de emergencia. El gobierno colonial estableció e impuso castigos comunales, toques de queda, esquemas para confiscar las propiedades africanas, censura para las publicaciones, detención sin juicio, control de los mercados africanos, migraciones forzosas, y detenciones en campos de trabajo.
«Cuando el gobierno colonial levantó el estado de emergencia, alrededor de 90.000 kenianos habían sido ejecutados, mutilados, o torturados, mientras que 160.000 eran mantenidos en campos de detención.>>
La hambruna de Irlanda
La gran hambruna de Irlanda. entre los años 1845 y 1849, durante la llamada Gran Hambruna, en inglés Great Famine o en irlandés An Gorta Mór, la población de Irlanda se vio sometida a una grave crisis alimentaria y sanitaria. Esta crisis, conocida fuera de Irlanda como la «hambruna de la patata» o la «hambruna irlandesa», tuvo como consecuencia que alrededor de un millón de personas perdiera la vida y otro millón se viera obligada a emigrar. Desde el siglo XII, Irlanda se encontraba bajo el dominio de Inglaterra, que trasladaba a la isla vecina a sus habitantes para que se establecieran como colonos. En el siglo XIV se impusieron las llamadas Normas de Kilkenny, por las que se prohibía, entre otras cosas, los matrimonios mixtos así como el uso del gaélico y las costumbres del país. El clero irlandés no podía acceder a ningún tipo de cargo y la población estaba totalmente marginada, hasta el punto de que convirtieron su religión (que era el catolicismo) en una forma de resistencia, ya que los ingleses eran protestantes. Las rebeliones se iban sucediendo, así como la represión. Oliver Cromwell, en el siglo XVII, ordenó la confiscación de tierras y otros bienes de los irlandeses que pasaron a manos de colonos ingleses. Aquella situación dio lugar a una política conocida como de «plantaciones», que consistía en despojar a los católicos irlandeses de grandes extensiones de tierras para entregárselas a los colonos ingleses y también a presbiterianos escoceses. Esa política iba acompañada también de una despótica imposición del idioma y las costumbres inglesas. «Cromwell ordenó la confiscación de tierras y otros bienes de los irlandeses que pasaron a manos de colonos ingleses mientras la población eran deportada masivamente a Australia y Nueva Zelanda». Los terratenientes ingleses eran los únicos que podían obtener beneficios de las tierras irlandesas, y esta situación continuó durante los siglos siguientes.
En los terrenos se cultivaba principalmente el trigo y mientras que los cultivos de aquel cereal eran exportados directamente a Inglaterra, los campesinos irlandeses se abastecían única y exclusivamente de patatas y de leche. De repente, en el año 1845, en las plantaciones de patatas apareció una terrible plaga provocada por un hongo llamado tizón tardío (Phytophthora infestans), que se extendió rápidamente y afectó de manera fatídica a prácticamente todos los cultivos de este tubérculo, acabando con ellos. Por su parte, los cultivos de trigo seguían su ritmo normal y los terratenientes seguían exigiendo a los campesinos «sus» cosechas. El Parlamento inglés no tomó ninguna medida para ayudar al campesinado irlandés, por lo que la plaga siguió extendiéndose, los cultivos continuaron perdiéndose y la gente moría de hambre al no tener acceso a otro tipo de alimento. Antes de la llegada de los ingleses, y antes de que fueran forzados a mantener una dieta exclusivamente a base de patatas, la alimentación tradicional irlandesa se basaba en cereales, carne, lácteos, verdura y frutas, pero despuést tanto los cereales como el ganado salían diariamente de los puertos irlandeses hacia Inglaterra en grandes cantidades. De esa forma, Inglaterra se hizo con decenas de millones de cabezas de ganado de los productores irlandeses, y toneladas ingentes de harina, grano, carne, aves y productos lácteos. En Escocia se prohibieron las exportaciones de alimentos durante la crisis de la patata, y los ingleses enviaron a Irlanda 200.000 soldados para mantener la situación bajo control y evitar el levantamiento de la población.
La Gran Hambruna de Persia.
Los británicos impidieron la importación de trigo y otros granos alimenticios en Irán, lo que causó la hambruna de 1917-1919.
El mayor genocidio del siglo XX, y uno del os capítulos poco conocidos de la historia, fue la hambruna generalizada enI rán durante la Primera Guerra Mundial,o casionada por la presencia británica enl a nación persa.
Después de la Revolución rusa de 1917, Gran Bretaña se convirtió en la principal potencia extranjera en Irán y esta hambruna o, con más precisión, «genocidio» fue cometido por los británicos.
Los documentos rescatados por los Archivos Americanos revelan que el hambre y la propagación generalizada de enfermedades epidémicas en Irán, dejaron un saldo de 8 a 10 millones de personas muertas durante los años 1917 y 1919, lo que lo convierte en el mayor genocidio del siglo XX, y ubica a Irán la mayor víctima de la Primera Guerra Mundial.
A principios del siglo XX Irán era conocido como uno de los principales proveedores de granos alimenticios para las fuerzas británicas localizadas en las colonias del imperio al sur de Asia. Sin embargo, entre 1917 y 1919 se registró una mala cosecha, pero esta situación no originó la gran hambruna en Irán. El profesor Gholi Majd, de la Universidad de Princeton, planteó en su libro The Great Famine and Genocide in Persia (Gran hambruna y genocidio en Persia), que los documentos estadounidenses muestran que los británicos impidieron la importación de trigo y otros granos alimenticios en Irán desde Mesopotamia, Asia y los Estados Unidos, y que a los barcos cargados con trigo no se les permitió descargar en el puerto de Bushehr en el Golfo Pérsico. Majd indicó que Gran Bretaña creó intencionalmente las condiciones de genocidio para destruir a Irán y controlar efectivamente el país para sus propios fines.
Hambruna de la India
El 4 de agosto de 1943, Winston Churchill tomó una desgraciada decisión que es poco conocida, sobre todo en el Reino Unido: prohibió el envío de cereales a la India, condenando a cientos de miles, o posiblemente millones, de personas a morir por inanición. Para Churchill, los habitantes de Bengala, donde la hambruna estaba haciendo estragos, tenían poco valor para el esfuerzo de guerra. Churchill optó por utilizar los cereales y los barcos a su disposición para alimentar a los soldados y civiles británicos y para alimentar a los civiles de los Balcanes, a quienes esperaba liberar de la ocupación alemana. Ese escenario en Bengala se pintó de negro desde el 9 de enero de 1943, cuando un ciclón azotó al territorio bengalés, inundando con agua salada los sembríos de arroz y matando a 14.500 personas. En ese mismo tiempo el hongo Helminthosporium oryzae infectó los demás arrozales, aunque científicos afirman que no fue la causa de la hambruna.
Pero, todos esos factores estaban fuera del control del Raj en la India (gobierno colonial británico del subcontinente indio entre los años 1757-1947) o del propio Gobierno Británico en Londres. Sin embargo, lo deleznable fue que en vez de enviar ayuda, el gobierno del Primer Ministro Churchill ordenó la destrucción de todo tipo de embarcaciones y las reservas de cereales en la costa de Bengala, por temor a que los japoneses pudieran desembarcar en ese lugar y apoderarse de las reservas del cereal. Las embarcaciones de todo tipo eran vitales para el comercio en Bengala cuyo transporte a través de los ríos era el único medio de transporte para las actividades personales y comerciales, incluyendo la agricultura y la distribución de alimentos. Eso dejó a los bengalíes sumidos en la hambruna y con su tierra quemada.
El Primer Ministro Sir Winston Spencer Churchill, un ferviente imperialista, sabía que la India, la «Joya de la Corona» británica, estaba avanzando rumbo a su independencia y por ello odiaba y despreciaba al pueblo indio y sus líderes. A la colonia no se le permitía gastar sus reservas de libras esterlinas o emplear sus propias embarcaciones en la importación de alimentos. Durante una reunión del Gabinete de Guerra, dijo que la hambruna era culpa de los indios porque «se reproducen como conejos» y agregó: «Odio a los indios. Son un pueblo de bestias con una religión bestial.» Informado del creciente número de muertos, Churchill dijo que lo único que lamentaba era que Mahatma Gandhi no estuviera entre los muertos. Se estima que ese genocidio causó la muerte de entre 1,5 y 3 millones de personas, muchas más de las que le causó la Segunda Guerra Mundial al Imperio Británico.
Hambruna de Orissa y Madras.
En la región peor afectada, el estado de Orissa, una de cada tres personas murieron, una tasa de mortandad mucho más impactante que la que resultó de la gran hambruna irlandesa, causada por una peste que afectó los cultivos de papa y devastó a ese país.
No obstante, nada de esto logró que el gobierno colonial tomara acción. A mediados del siglo 19, la creencia económica establecida era que la intervención del gobierno en hambrunas era innecesaria y hasta dañina.
Las hambrunas reincidieron en 1869 y 1874. Entre 1876 y 1878, durante la hambruna de Madras, entre cuatro y cinco millones de personas murieron después de que el virrey, Lord Lytton, adoptara una política de no meterse similar a la que se usó en Irlanda y Orissa.
Para 1901, Romesh Chunder Dutt, otro destacado nacionalista, enumeró 10 hambrunas masivas desde los años 1860, calculando el total de muertos en
Las mantas y la muerte
LAS MANTAS DE LA MUERTE. En 1765, el Mariscal de Campo Británico, Jeffrey Amherst, ideó un cruel plan de exterminio contra Los Indios Delaware. Repartió cientos de mantas infectadas por el virus de la viruela, entre los nativos y a los que querían huír de esa muerte pero ya infectados, les decía que acudieran a otras tribus, propagando su macabro plan y asesinando a más de 150.000 Nativos Americanos. Como recompensa, el Imperio Británico lo nombró dos veces Barón y Caballero de la Orden del Baño.
La Guerra del Opio.
Gran Bretaña invadió de opio a China y convirtió al pueblo chino adicto a esta droga. En el siglo XVII los ingleses tenían gran demanda de té, seda y porcelana que compraban a China, pero el emperador chino empezó a exigir el pago de sus productos en plata. La baja producción de plata de los británicos imposibilitaba la compra, sin embargo conocía que los chinos consumían opio, entonces comenzó a exportarlo ilegalmente convirtiendo al pueblo asiático dependiente de la droga al punto que llegó el momento que la seda, el té y la porcelana la adquirían cambiandola por opio. Las exportaciones ilegales crecieron vertiginosamente 15 toneladas en 1730 a 75 toneladas en 1773. Era un escándalo hasta que el emperador chino, en 1829, prohibido la venta y consumo de opio a causa del gran número de adictos. En la primavera de 1830, confiscó e incinero más de 20.000 cajas de opio, además envío una carta a la reina Victoria pidiéndole que respetará las reglas del comercio internacional y no comerciara con sustancias tóxicas.
El genocidio en EE. UU
GENOCIDIOS DE EEUU. GENOCIDIOS EN AMÉRICA DEL NORTE.
Son varios los especialistas que hablan abiertamente del genocidio perpetrado por el gobierno estadounidense a lo largo de la historia contra las tribus nativas americanas. Por ejemplo Ward Churchill, profesor de estudios étnicos de la Universidad de Colorado, dice que la reducción de la población nativa americana desde alrededor de 12 millones en el año 1500 a unos 237,000 en 1900 representa un «vasto genocidio, el más sostenido de la historia».
Genocidio de Filipinas
EL HORROR EN FILIPINAS
El 10 de diciembre de 1898, España y Estados Unidos firmaron el tratado de París y Filipinas pasó a estar bajo el dominio de Estados Unidos.
«los filipinos pensaron que los estadounidenses habían llegado a ayudarles a liberarse de los españoles». Concretamente, Aguinaldo pensó erróneamente que contaba con el apoyo estadounidense para convertirse en presidente de la recién nacida república filipina.
El 1 de enero de 1899 Aguinaldo fue elegido presidente. La Primera República Filipina nació oficialmente el 23 de enero de 1899. Sin embargo, Estados Unidos utilizó sus armas y su ejército compuesto por más de 100.000 hombres para que ese sueño no se convirtiera en realidad. Quedó claro en poco tiempo que Estados Unidos llegó para quedarse. Ante esta situación, los nacionalistas volvieron a empuñar las armas y se enfrentaron a los estadounidenses en una contienda que se desarrolló entre 1899 y 1902 (oficialmente) y que fue bautizada como la Guerra filipino estadounidense, la primera guerra de liberación nacional del siglo XX.
La guerra causó la muerte de 4.324 soldados estadounidense y de 16.000 soldados filipinos. El número de civiles muertos por acciones de represalia del ejército estadounidense, por el hambre y la enfermedad se estima que es superior al millón. Concretamente, el autor de «Geografía General de Las Islas Filipinas» fray Manuel Arellano afirma que «las guerras para aplastar a la insurgencia filipina provocaron matanzas, ejecuciones sumarias y un millón de muertos en el archipiélago».
En mayo de 1900, el periódico Omaha World-Herald publicó una carta del soldado A. F. Miller de un regimiento de voluntarios donde revelaba el uso generalizado de la tortura contra los prisioneros de guerra y en particular, el uso de la «water cure» como mecanismo para obtener información de los filipinos. Los insurgentes filipinos eran colocados de espaldas, sujetadas por varios soldados y se les colocaba un pedazo de madera redonda en la boca para obligarlos a mantenerla abierta. Una vez sometido el prisionero filipino, se procedía a verter grandes cantidades de agua en su boca y fosas nasales hasta provocarles asfixia. Me gusta Comentar THE EVENING D HKILL EVERY ONE OVER TEN» EN JACOB SMITH
La República estuvo en vigor hasta la captura y arresto de Emilio Aguinaldo -calificado como «bandido fugitivo» por las tropas estadounidenses- el 23 de marzo de 1901. Algunos meses después, en septiembre de 1901, enfurecido por una masacre guerrillera de tropas estadounidenses en la isla de Samar, el general Jacob H. Smith tomó represalias ordenando un ataque indiscriminado contra sus habitantes, ordenando «matar a todos los mayores de diez años». Entre 2.000 y 2.500 filipinos perdieron la vida en aquella ocasión.
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Genocidio en Corea
El Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada de los EE. UU. participaron directamente en el asesinato de más de 3 millones de civiles coreanos, tanto surcoreanos como norcoreanos, en muchos lugares de Corea, incluidos Masan, Sachon, Tanyang, Iksan, Changyong, Wegwan, Ducksung Sinchun, Wonsan, Pyongyang, etc. Varios cientos de civiles refugiados fueron destrozados cuando el Ejército de los Estados Unidos hizo estallar los puentes de Wegwan y Ducksung en Corea del Sur. El gobierno norcoreano afirma que más de 35.000 civiles norcoreanos fueron masacrados en el condado de Sinchon durante la ocupación militar estadounidense del área cercana a Pyongyang. Un informe indica que el 7º Regimiento de la 1a División de Caballería, que remonta su historia infame hasta el General Custer, fue la misma unidad que participó en las masacres de Nogun-ri y Sinchon. Entre las varias ramas del ejército de los EE. UU., la Fuerza Aérea de los EE. UU. fue probablemente más responsable que cualquier otra rama por la gran cantidad de asesinatos de civiles, debido a los disparos y bombardeos indiscriminados de refugiados, aldeas, pueblos y ciudades civiles, en violación de las Convenciones de La Haya. Al final de la guerra, casi todas las ciudades norcoreanas fueron destruidas hasta el nivel del suelo por los «bombardeos de alfombra», incluyendo Pyongyang, Najin, Shiniju, Wonsan, Hungnam, etc. Se informa de que EE. UU. arrojó unas 650.000 toneladas de bombas, incluyendo 43.000 toneladas de bombas de napalm, durante la guerra de Corea.
Tropas estadounidenses del Séptimo de Caballería masacraron a cientos de civiles surcoreanos bajo el puente ferroviario de No Gun Ri, a finales de julio de 1950. Ese siniestro episodio de los comienzos de la guerra de Corea, denunciado desde hace medio siglo por los supervivientes y siempre desmentido por Washington, ha sido confirmado ahora por una exhaustiva investigación periodística de la agencia Associated Press.
Genocidios en Vietnam
<< Dispara a todo lo que se mueva>> fue la respuesta de un oficial al mando ante la pregunta de un soldado de «si se suponía que debían matar a mujeres y niños». Y así fue el delirio sangriento de Vietnam según un informe oficial de 1995, se estima que hubo más de tres millones de muertes y un millón de ellos, civiles. Después de miles de libros en diferentes idiomas, es muy posible que éste sea el definitivo. También el más deprimente, en especial para aquellos que sigan creyendo en la actuación íntegra de los militares estadounidenses, así como en su Departamento de Defensa, la presidencia de Richard Nixon, el Congreso y todo su sistema judicial, que minimizó, silenció y enterró en el basurero de la historia aquella masacre continuada.
Ataques con napalm.
El 7 de febrero de 1965, Estados Unidos (EE.UU) lanzó su primer bombardeo con napalm sobre Vietnam. Las consecuencias de ese cruel ataque han quedado marcadas en la historia del país asiático. El bombardeo norteamericano con napalm quemó aldeas enteras y bosques extensos, con el propósito de privar y neutralizar al enemigo ante cualquier refugio durante la Guerra de Vietnam. Esta arma química también provocó graves quemaduras a la población civil, que quedó atrapada ante el ataque.
Genocidio contra Japón
GENOCIDIOS CONTRA JAPÓN. CAMPOS DE CONCENTRACIÓN DE JAPONESES-AMERICANOS EN SUELO ESTADOUNIDENSE. El presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, el mismo presidente admirado por el New Deal y su ayuda a los más necesitados, figura en la historia como el firmante de la inhumana orden ejecutiva 9066. La rubricó el 19 de febrero de 1942 y supuso abrir la senda para que más de 120.000 japoneses americanos, entre estos miles de nacidos en Estados Unidos, fueran internados en campos de concentración. Era la represalia racista al bombardeo de la aviación nipona de Pearl Harbor (Hawai) en diciembre de 1941, detonante de la entrada de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial.
Bombardeo en Tokio
EL BOMBARDEO DE TOKIO.
El bombardeo de Tokio es el término en general para referirse a los bombardeos de la ciudad y capital japonesa de Tokio en varias ocasiones por las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos durante la campaña del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo el 9-10 de marzo de 1945 el bombardeo no-nuclear más destructivo de la historia -cuyo nombre clave fue Operación Encuentro (en inglés, Operation Meetinghouse), con cerca de 120.000 muertes de civiles y un millón de desplazados. Después de los primeros bombardeos, los estadounidenses centraron su estrategia en la utilización de los superbombarderos Boeing B-29 para llevar a cabo los ataques sobre Tokio y otras grandes urbes niponas. Las incursiones de los B-29 empezaron el 17 de noviembre de 1944 y continuaron hasta el 15 de agosto de 1945, cuando Japón se rindió.
Ciudad de TOKIO comenzo a las 10 de la noche de ese viernes, cuando 334 aviones estadounidenses Boeing-29 comenzaron a lanzar 1.700 toneladas de bombas incendiarias napalm M69 sobre el centro de la capital nipona. En tan solo minutos, la ciudad se convertía en una hoguera gigante avivada por los fuertes vientos que propagaron las llamas por todo el territorio. Como consecuencia de la violenta embestida que provocó un feroz incremento de la temperatura de la ciudad hasta los 980 grados.
Bombas atómicas: Hiroshima y Nahasaki
BOMBARDEOS ATÓMICOS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI. Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki fueron dos ataques nucleares ordenados por Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, respectivamente, lo que contribuyó, junto con la guerra soviético-japonesa, a la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945,seguida por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Entre 105 000 y 120 000 personas murieron y 130 000 resultaron heridas. Hasta la fecha, estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.